¿Qué sabe hacer un bebé a los 9-12 meses?

A partir del octavo o noveno mes, el niño se para con seguridad en la cuna, y a partir del noveno mes empieza a caminar apoyándose en las manos, agarrándose a las barandillas de la cuna o del corral. Más tarde, se arriesga y, soltándose de una barandilla de la cuna, da un paso y se agarra a la siguiente, ¡dando así su primer paso independiente! El momento de la marcha independiente es tan variable que solo usted puede decir con certeza cuándo caminará su hijo, ya que lo observa constantemente y observa su desarrollo. Algunos niños empiezan a caminar al año y cuatro meses, otros a los diez meses. (Los primeros que caminan están registrados en el Libro Guinness de los Récords).

Un niño que acaba de aprender a caminar camina con las piernas bien separadas, los pies dirigidos hacia los lados, las piernas ligeramente flexionadas por las rodillas y las caderas, la columna ligeramente inclinada hacia adelante en el pecho y arqueada hacia atrás en la cintura. Al principio, el niño estira los brazos hacia adelante para agarrarse rápidamente al punto de apoyo hacia el que camina. Más adelante, cuando ya domina un poco la marcha, los extiende para mantener el equilibrio. Ya puede subirse a objetos bajos, por ejemplo, a una almohada o a una maleta. A esta edad, el niño ya se levanta y se sienta con facilidad desde cualquier posición. Aparece la destreza para manipular juguetes y el chupete. El niño prefiere jugar con juguetes sentado. Si el niño comienza a caminar de forma muy activa a los nueve meses, debido a que los huesos de las espinillas y los muslos aún son blandos, los ligamentos no son fuertes y los músculos de las piernas son débiles, estas suelen curvarse en forma de "O". Además, una puede curvarse más que la otra. Normalmente, la pierna que soporta más carga está deformada. Si ha notado esto en su hijo, no se alarme. Esta deformación desaparecerá gradualmente. Algunos autores escriben que debería desaparecer al final del año. No estoy de acuerdo. Si la deformación aparece en el noveno o décimo mes, no desaparecerá en dos meses. También existe la opinión de que si dicha deformación no se corrige al año y medio, se trata de una manifestación de raquitismo. Es algo más difícil rebatir esta afirmación, ya que los pediatras más reconocidos generalmente creen que los niños de la zona media sufren de raquitismo. Solo puedo decir una cosa: mi hija menor, que empezó a caminar a los 10 meses, tenía esta deformación en las piernas. Alrededor de los cuatro o cinco años, había disminuido, y a los seis, ¡no quedaba rastro sin tratamiento especial!

A los diez meses, el bebé ya puede arrodillarse para jugar, agacharse para coger un juguete, agarrándose a objetos cercanos (una silla, por ejemplo) con una mano y balanceándose con desesperación. Ya puede moverse de la cuna a la silla, y de esta a la mesa, con más seguridad que un bebé de nueve meses, y si ve que el siguiente objeto está demasiado lejos, puede pedirte con una mirada divertida que le eches una mano.

A partir del undécimo mes, mejora la coordinación de movimientos, tanto de todo el cuerpo como de los músculos pequeños, en particular de los dedos. El niño puede realizar acciones cada vez más complejas: abrir y cerrar cajas pequeñas, armar y desarmar una pirámide, etc. Él mismo toma una taza durante las comidas y bebe de ella. Y la cuchara, que antes sostenía de forma puramente simbólica, se usa a menudo, aunque sin mucho éxito, ya que incluso si logra sacar algo del plato, llevárselo a la boca aún supera su fuerza y coordinación de movimientos. Sin embargo, si se le pega puré u otra cosa a la cuchara, puede entrar en la boca del niño (o en la nariz, el ojo, el cuello, etc.).

Para el duodécimo mes, el niño debería poder levantarse libremente desde cualquier posición; caminar sin ayuda, beber de un vaso por sí solo; subir escaleras o su propia silla (de niño); pedir ir al baño estando despierto; correr de la mano de un adulto; imitar a los adultos, repitiendo acciones sencillas; pronunciar palabras sencillas y comprender lo que los adultos le piden. Es cierto que aún no comprende que algunas de sus acciones pueden ser perjudiciales (por ejemplo, tirar objetos de la mesa, romper platos, etc.). Le divierten, e intenta repetirlas si no se le regaña.