¿Qué ve, oye y siente un recién nacido?

Si un bebé nace en una sala de partos con mucha luz, cierra los ojos con fuerza para evitar quedarse ciego. Si nace en una habitación oscura, abre bien los ojos y empieza a mirar a su alrededor. El recién nacido ve mejor los objetos a una distancia de 20 cm. Apenas puede distinguir objetos más lejanos, ya que no sabe cómo ajustar su visión a ellos. Sus movimientos oculares aún no están coordinados, y se podría pensar que está desarrollando estrabismo. Esto se debe a que los músculos que aseguran el movimiento ocular aún no actúan de forma coordinada. Pero este fenómeno desaparecerá con el tiempo.

Normalmente, un niño tiene buena audición. Durante su infancia, podía distinguir las voces de su madre y de otros familiares. Por lo tanto, tras nacer, reconoce inmediatamente la voz de su madre y se tranquiliza al oír sus palabras cariñosas. Incluso puede girar la cabeza en la dirección de donde proviene su voz. Los científicos han descubierto que a los niños les gustan más las frecuencias agudas que las graves. Al parecer, esto permanece en nuestro subconsciente, ya que casi todos, al hablar con un niño, intentamos hablar en un tono de voz más agudo.

A diferencia de los adultos, que se desenvuelven por el mundo con la vista, un niño reconoce perfectamente los olores que necesita. Puede distinguir el olor de la leche, reconoce a su madre por su olor específico (y puede distinguir inequívocamente a su madre de otra mujer, incluso de una lactante). Se ha comprobado experimentalmente que si se limpian los juguetes de un niño con el olor característico, pierde interés en ellos.

Las papilas gustativas proporcionan al recién nacido una percepción más completa del entorno externo. Existen cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo, que en combinación proporcionan una gama completa de sensaciones gustativas. Se ha comprobado experimentalmente que a los niños les gusta más el dulce y mucho menos el salado. Gracias a esto, se les proporciona una dieta láctea (la leche materna es dulce). Además, los científicos han descubierto que si la madre comió especias, cebolla y ajo durante el embarazo, el niño no rechazará el pecho si su madre come estos productos y la leche tiene su sabor y aroma.