Sueño y vigilia del niño a los 7-9 meses de edad

• ¿Cómo duerme el bebé?

En el séptimo mes de vida, el sueño del bebé se prolonga. La duración del sueño depende de la rutina diaria, la emotividad del niño y el ruido ambiental. A esta edad, a veces un poco antes, el bebé puede dormir de rodillas y boca abajo en la cama. No intente ponerlo de lado ni boca arriba. Esta posición es tan natural para los niños como cualquier otra. Por lo general, a los siete meses, el bebé duerme dos o tres veces al día.

El sueño de un niño determina en gran medida no sólo su salud, sino también la resistencia y la estabilidad del organismo, su adaptación y adaptabilidad a las condiciones de vida.

La necesidad de dormir varía de un niño a otro. Depende de su carácter y de cómo organice sus horas de vigilia. Existe una clara relación entre la edad del niño y la duración de su sueño. A los nueve meses, un niño suele dormir aproximadamente dos tercios del día. Al mismo tiempo, los niños más activos duermen dos veces al día. El período de vigilia se prolonga y un niño sano puede permanecer despierto de tres a cuatro horas sin perjudicar su bienestar. Naturalmente, conviene modificar ligeramente la rutina diaria de un niño de nueve meses. Por lo general, esta rutina se mantendrá hasta aproximadamente el año y medio.

• ¿Con qué está jugando el niño?

Dado que los juguetes y el juego en sí son un proceso de aprendizaje, a los siete meses es necesario seleccionar juguetes que desarrollen ciertas acciones objetivo. Por ejemplo: abrir y cerrar, meter y sacar, empujar y meter, mecer, rodar, etc. A esta edad, el niño se siente atraído por los juguetes de cuerda o por los que emiten sonidos distintos a los de los sonajeros. Los utensilios de cocina pueden ser muy útiles, ya que el niño desea imitar a los adultos.

El niño ya empieza a comprender que el cubo o la manzana escondidos bajo el pañuelo no han desaparecido. Se lo arranca con la mano y te mira feliz: "¡Aquí tienes una manzana!". Puedes cubrirte la cabeza con una toalla y el niño te la quitará. Dile: "¡Cucú!". Ya verás: ¡tu bebé estará feliz!

Si le lees un libro a tu hijo o juegas con él, lleva contigo su osito de peluche o muñeca favorita. La presencia del juguete se asociará más adelante con el hecho de que estás con él. Y en el futuro, esto te permitirá dejarlo con su "amigo" un rato mientras sales de la habitación. El juguete también puede "ayudar" al niño a conciliar el sueño.

De siete a nueve meses, a un niño le encanta jugar al "carnero-bushi" o "cabra cornuda". La cuestión es que cualquier contacto físico con un adulto (sobre todo con mamá y papá) acorta la distancia durante la comunicación y es la máxima expresión de aceptación de una persona por otra. Por eso, se apoya tranquilamente en tu frente mientras le dices "¡carnero-carnero-carnero-bushi!". Cuando le tocas el pecho y la barriga con las yemas de los dedos, diciendo: "La cabra cornuda viene por los pequeñines...", y al final de la rima: "¡Voy a cornear, voy a cornear!", se encoge y le tiene miedo a la cabra, pero se ríe y simplemente está feliz.

Los libros coloreados con imágenes grandes (bayas, flores, animales, automóviles) serán muy útiles para el juego.

El niño ya distingue no solo el color y la forma de los objetos, sino también sus tamaños. Por lo tanto, es necesario comprarle una pirámide y enseñarle a armarla. El bebé desarrolla interés por los juguetes en manos de adultos u otros niños. Lanza su juguete y trata de alcanzar el de otro.

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