Parafilias

Podemos hablar de la existencia de parafilia si:

• la fantasía sexual o el comportamiento sexual está dirigido hacia una persona o un objeto inanimado que no consiente;
• Estas fantasías o comportamientos son persistentes o representan el interés sexual dominante del individuo.

Las parafilias se definían anteriormente como perversiones. El diagnóstico de parafilia requiere que las fantasías duren al menos seis meses y que se representen repetidamente o causen sufrimiento.

Las parafilias incluyen:

Exhibicionismo. Un exhibicionista muestra sus genitales a desconocidos. Algunos exhibicionistas se masturban o intentan tocar a su víctima durante dicha exhibición.

Froteurismo. Es el deseo de tocar y frotarse contra alguien si esta no está de acuerdo con dicho comportamiento. Estas acciones suelen llevarse a cabo en lugares concurridos, como en trenes, autobuses o ascensores.

Fetichismo. Este trastorno implica la estimulación sexual con objetos inanimados, generalmente con ropa femenina (sostenes, medias, zapatos) o con una parte del cuerpo (por ejemplo, un pie). Generalmente, esto se acompaña de masturbación con un objeto favorito. En el fetichismo travesti, la ropa del sexo opuesto se usa como fetiche.

Masoquismo. Las personas con este tipo de parafilia experimentan excitación sexual cuando son golpeadas, atadas o encadenadas, humilladas o sometidas a cualquier otro tipo de sufrimiento. A veces exigen estas acciones a su pareja sexual o se infligen dolor masturbándose. El masoquismo puede ser extremadamente peligroso. En una forma (hipoxifilia), la persona se asfixia durante las relaciones sexuales, ya sea sola o con la ayuda de su pareja.

Sadismo. Se trata de un deseo sexual intenso que surge cuando otra persona sufre física o mentalmente. El comportamiento sexual que implica azotar, golpear o mutilar a la pareja puede ser a veces extremadamente peligroso para las víctimas, ya sea que se vean obligadas a hacerlo o que participen voluntariamente. La gravedad del comportamiento suele aumentar con el tiempo.

Pedofilia. Los pedófilos sienten una fuerte atracción sexual por los niños y a menudo los utilizan como objetos sexuales. Algunos se sienten atraídos por niños con rasgos distintivos, como el cabello rubio o cierta edad. Otros abusan sexualmente tanto de niños como de niñas, independientemente de sus características somáticas. Lamentablemente, la pedofilia está muy extendida en nuestra sociedad, aunque no se denuncian todos los casos de abuso sexual infantil. Este comportamiento se encuentra a menudo en los trastornos de personalidad antisocial.

Voyeurismo. El síntoma principal de este trastorno es un fuerte impulso sexual que se presenta al observar a personas desnudándose o manteniendo relaciones sexuales. El voyeur no busca ningún contacto con su víctima. La excitación sexual se produce por el acto de mirar furtivamente, que suele ir acompañado o finalizar con la masturbación.

Las variantes raras de parafilia incluyen la necrofilia (el deseo de actividad sexual con personas muertas), la zoofilia (animales), la coprofilia (excrementos), la urofilia (orina), la klismafilia (enema) y el sexo telefónico (conversaciones indecentes por teléfono).

La actividad sexual entre adultos y niños (pedofilia) o entre adultos y "parejas" que no consienten tales relaciones (exhibicionismo, voyeurismo, frotteurismo) es inaceptable para la sociedad, ilegal y potencialmente peligrosa para sus víctimas.

Se desconoce el verdadero alcance de la parafilia y su dinámica en nuestra sociedad. Parece estar aumentando, pero es posible que no se trate tanto de un aumento en el número de casos como de la cantidad de denuncias de este tipo de incidentes.

Razones

La mayoría (alrededor del 90%) de las personas con parafilias son hombres, muchos de los cuales presentan dos o más tipos de estos trastornos. En la mayoría de estos hombres, los trastornos descritos aparecen en la adolescencia, antes de los 18 años. Desafortunadamente, la parafilia suele diagnosticarse con certeza por primera vez después de un arresto.

No está claro cómo se produce la parafilia. Algunos investigadores creen que interviene un factor biológico, quizás un defecto cerebral. Otros atribuyen la causa a un trastorno metabólico debido al exceso de testosterona. Se cree que el origen de estos trastornos se encuentra en el miedo a la castración en la primera infancia, la hostilidad hacia las mujeres o la rudeza y la crueldad de los padres. Existe una teoría que explica la parafilia como una reacción adquirida a la excitación sexual temprana. Por ejemplo, cuando un niño pequeño experimenta excitación sexual al vestir ropa de mujer, es posible que asocie vestir ropa del sexo opuesto con sentimientos sexuales, incluso en la edad adulta.

Diagnóstico y tratamiento

En primer lugar, distingamos la parafilia de las variantes del comportamiento sexual normal. Es muy posible que una pareja recurra a veces a atarse, intercambiar ropa, etc., para añadir variedad a su vida sexual, siempre que exista consentimiento mutuo. El diagnóstico de parafilia solo es válido si este comportamiento es prolongado o el único medio de estimulación sexual que conduce al orgasmo, y si dicha actividad sexual se lleva a cabo sin consentimiento mutuo.

Si se sospecha parafilia, es necesaria una entrevista exhaustiva sobre el historial sexual, incluyendo el comportamiento inusual y la intensidad de las fantasías sexuales. Un psicoterapeuta (sexólogo) debe descartar causas de comportamiento inusual como la psicosis o la demencia.

El proceso diagnóstico implica explorar todas las falsas creencias y suposiciones que puedan estar asociadas con el comportamiento del paciente. Muchos violadores, por ejemplo, creen que las mujeres disfrutan siendo obligadas a tener relaciones sexuales. Los pedófilos suelen afirmar que el sexo con niños es aceptable siempre que no implique daño físico. Los exhibicionistas afirman que muestran a las mujeres su pene desnudo porque lo disfrutan. El terapeuta busca corregir este autoengaño en sus pacientes desarrollando patrones de comportamiento y habilidades sociales adecuados.

El tratamiento de las parafilias implica diversas intervenciones, desde relativamente leves hasta radicales. En algunos países, la castración se utiliza en caso de infracciones reiteradas de la ley. Se cree que, tras la castración, la concentración de hormonas liberadas por los testículos en la sangre disminuye y frena las conductas sexuales inaceptables. Sin embargo, los resultados de estas intervenciones quirúrgicas son contradictorios.

Otro tratamiento consiste en alterar los niveles hormonales con medicamentos, lo que suprime el deseo sexual (castración química). Este tratamiento farmacológico se realiza mejor en combinación con psicoterapia.

La terapia conductual, cuyo objetivo es reemplazar la excitación anormal con patrones de comportamiento aceptables, también se utiliza con éxito para tratar las parafilias. Esta terapia monitoriza el nivel de excitación midiendo la erección. Se compara al paciente con el efecto excitante de estímulos parafílicos y no parafílicos (diapositivas, vídeos, grabaciones). Se registra el grado de erección.

Dado que algunos parafílicos infringen la ley y atraen a víctimas indefensas a relaciones, es importante que busquen tratamiento para sus desviaciones sexuales. Deben saber que las parafilias no suelen desaparecer por sí solas y que necesitan ayuda profesional.

• La mayoría de las personas con parafilia no se sienten motivadas a buscar tratamiento. Su motivación debe estar en su entorno.
• En la mayoría de los casos, se puede proporcionar un tratamiento eficaz. Para obtener ayuda, contacte con el departamento de psicoterapia de un hospital cercano y contacte con médicos y psicoterapeutas especializados en el tratamiento de parafilias. Al consultar con un especialista, pregúntele si tiene experiencia trabajando con este tipo de problema y averigüe en qué marco debe llevarse a cabo dicha terapia.

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