Sexualidad normal y "perturbada

Muchas circunstancias y situaciones pueden causar trastornos sexuales. En esta sección, analizamos los problemas sexuales y los trastornos funcionales más comunes, así como los diversos métodos terapéuticos para su tratamiento.

• Formas de trastornos funcionales sexuales

Los trastornos sexuales se dividen en tres categorías.

Disfunción sexual. La disfunción sexual ocurre cuando se bloquea el ciclo sexual normal, lo cual afecta negativamente la actividad sexual. Por ejemplo, en este caso, podemos hablar de un hombre que no tiene erección o de una mujer que no se excita ni siquiera con la estimulación de su pareja.

Parafilia. Este término abarca una amplia gama de comportamientos sexuales que no se ajustan a los hábitos generalmente aceptados. La parafilia, por ejemplo, incluye la actividad sexual de adultos con niños o la exposición del pene en presencia de desconocidos.

Trastornos de identidad de género. Se manifiestan cuando un hombre, con una estructura corporal correspondiente a su género, se siente como una mujer, o una mujer se siente como un hombre.

• Actividad y práctica sexual

Desde una perspectiva de salud mental, no existe una forma "normal" de comportamiento sexual. Entre dos adultos que consienten, el comportamiento normal es aquel que les resulte seguro y satisfactorio.

Las necesidades y preferencias sexuales varían considerablemente entre grupos e individuos. Las prácticas sexuales aceptables reflejan actitudes culturales, educación familiar, influencias religiosas, tendencias sociales y preferencias individuales. Lo que se considera actividad sexual normal en una cultura o familia puede considerarse tabú y reprobable en otro contexto. Las normas también pueden cambiar con el tiempo o en respuesta a los acontecimientos.

La cultura occidental ofrece una amplia gama de comportamientos y opciones sexuales. Estas pueden abarcar desde la abstinencia sexual antes del matrimonio hasta las relaciones sexuales prematrimoniales con una o más parejas, la fidelidad sexual y las relaciones heterosexuales, bisexuales y homosexuales. Las preferencias individuales pueden reflejarse en las prácticas sexuales e incluir el sexo genital, oral y anal.

En algunas culturas y grupos religiosos, se practica la abstinencia sexual durante la menstruación. En algunos círculos, se acepta que la mujer inicie las relaciones sexuales, mientras que en otros estratos culturales o sociales, la mujer espera que sea el hombre quien inicie la relación.

Ya a principios del siglo XX, la masturbación se consideraba un trastorno. Hoy en día, la ciencia considera la autoestimulación una actividad sexual normal y saludable. En muchas sociedades, algunos miembros consideran a las personas del mismo sexo como parejas sexuales. En nuestra sociedad, la mayoría de los expertos no consideran la homosexualidad un trastorno sexual.

Las actitudes contradictorias sobre las preferencias y prácticas sexuales pueden afectar la capacidad de una persona para alcanzar una respuesta sexual plena y percibir su sexualidad como normal. Los deseos sexuales que se desvían de la norma o que socialmente se consideran vergonzosos pueden generar conflictos con la ley, ostracismo social y sufrimiento emocional.