Cualificación de los médicos: ¿quién debe realizar la cirugía plástica?

Mucho depende de las cualificaciones que deben obtener los cirujanos antes de poder llamarse "cirujanos plásticos" y realizar procedimientos definidos como "cirugía plástica". ¿Quiénes deben ser estos médicos? ¿Deben todos tener una especialidad específica o ser miembros de una universidad o sociedad específica? ¿Tiene un cirujano cualidades y cualificaciones especiales si se ha formado en un programa específico o está certificado por la junta? Ciertamente, un paciente que busca un cirujano plástico espera que este esté bien capacitado en el procedimiento requerido y que sea capaz de manejar cualquier complicación que pueda surgir.

Algunos cirujanos ignoran la formación, la educación y las habilidades profesionales de sus colegas. ¿Es esto moral? Por un lado, si un cirujano sabe que otro médico no está capacitado para realizar un procedimiento y ha experimentado complicaciones graves después de que este lo haya realizado, ¿es moralmente su deber advertir al respecto? Por otro lado, hay cirujanos que se presentan como caballeros con armadura sobre un caballo blanco, cuya misión es salvar a la sociedad de los cirujanos que se entrometen en los asuntos de otros. Sin embargo, algunos de estos "caballeros" han sido vistos protegiendo sus propios intereses financieros sin ninguna consideración altruista.

Hoy en día, el cirujano plástico tiene detrás de sí a gigantes de la cirugía general, la ortopedia, la otorrinolaringología, la oftalmología, la cirugía maxilofacial y la dermatología, por lo que debería ser el menos propenso a quejarse por disputas territoriales.

Otro tema es el desarrollo y uso de nuevos procedimientos y dispositivos quirúrgicos. Dado que ningún cirujano nace con las habilidades para realizar procedimientos quirúrgicos, todos deben capacitarse. Algunos más que otros. Por ejemplo, un cirujano puede familiarizarse con un nuevo procedimiento asistiendo a un congreso médico o leyendo atentamente una revista especializada. ¿Es ético introducir un procedimiento nuevo y quizás no probado en la propia práctica? ¿Y es apropiado presentarse como el "mejor cirujano" para practicar una operación cuya mejora no es evidente?

Además, siguiendo con el tema de la formación y el profesionalismo, surge la pregunta de si todo cirujano puede convertirse en un "experto" en cualquier operación relacionada con su especialidad. Los estándares de atención médica no exigen que toda operación sea "perfecta" ni que se garantice un resultado favorable. Sin embargo, la sociedad espera cierto nivel de competencia de sus médicos, incluidos los cirujanos. En este caso, el tema de la moralidad es la competencia del cirujano.

Otra pregunta que debemos plantearnos es si los médicos tienen derecho a realizar cirugías en su consultorio o en el quirófano de su consultorio si no pueden obtener el mismo procedimiento en una clínica u hospital quirúrgico autorizado y sujeto a una rigurosa revisión por pares. ¿Debería informarse a los pacientes potenciales que su cirujano no está autorizado para realizar ciertos procedimientos en un centro médico autorizado? También podría argumentarse que, debido a un sistema de licencias imperfecto, sujeto a la política local y, en ocasiones, a los intereses personales de cirujanos que compiten entre sí, algunos especialistas no pueden obtener el permiso de sus superiores para trabajar en ciertas instituciones. ¿Podría argumentarse que la falta de igualdad en la recomendación expone a los pacientes a riesgos innecesarios?

Pero ¿quién negaría que el objetivo principal de nuestra profesión puede ser la competencia? ¿Acaso no todos los pacientes merecen un médico competente, y en particular un cirujano plástico competente? Parece que sería útil contar con normas, reglamentos y directrices para mejorar la competencia.

Se observó que «muchos cirujanos tienen una tendencia innata o adquirida a exagerar el número de operaciones que realizan y a subestimar los fracasos. Algunos podrían llamar a esto mendacidad; los más caritativos podrían decir que es una manifestación de optimismo exuberante».

Así que nuestra oración final podría ser: “Señor, por favor dame un cirujano que sepa lo que hace”.

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