Terapia de sonido

La terapia vibroacústica es un efecto terapéutico de vibraciones mecánicas de modulación compleja. Con este efecto, el cuerpo o sus partes individuales pueden "encontrar" sus propias frecuencias de resonancia, es decir, frecuencias que tienen un efecto fisiológico.

Así, las vibraciones de baja frecuencia excitan selectivamente los mecanorreceptores de la piel (corpúsculos de Pacini y Meissner, y terminaciones nerviosas libres) y los conductores nerviosos autónomos. Las vibraciones de frecuencia media afectan a los vasos sanguíneos, mientras que las de alta frecuencia afectan a la musculatura lisa. Esta acción selectiva en frecuencia provoca, de forma refleja, la dilatación de los vasos de la dermis y la activación de la microcirculación, la reducción del edema y el aumento de la turgencia dérmica. Se supone que los efectos vibroacústicos activan los flujos venosos y linfáticos debido al efecto sobre las válvulas (bombas vasculares), que permiten el paso de líquidos en una sola dirección.

El melomasaje (del griego melos, canción, melodía) es un masaje deslizante facial y corporal con diapasones. En el rostro, se utiliza una frecuencia de 128 Hz, que corresponde a la frecuencia de oscilación de los músculos faciales. En el cuerpo, se suele utilizar vibración de baja frecuencia (hasta 40 Hz), que excita los mecanorreceptores encapsulados que generan reacciones reflejas de activación del flujo sanguíneo y linfático local (microbombeo deslizante) y relajan los músculos superficiales tensos, aumentando así su tono.

El melomasaje es eficaz para todas las afecciones que se acompañan de hinchazón de la cara y el cuello, como la hinchazón postoperatoria o la hinchazón fisiológica alrededor de los ojos.

La terapia de ultrasonido consiste en el uso de ondas sonoras de ultraalta frecuencia (ultrasonido) en un rango de 500 a 3000 kHz con fines terapéuticos y profilácticos. El ultrasonido puede penetrar la piel, y la profundidad de penetración depende de su frecuencia: a mayor frecuencia, menor penetración. Así, las ondas ultrasónicas con una frecuencia de 800 a 1000 kHz alcanzan una profundidad de 8 a 10 cm, y con una frecuencia de 2500 a 3000 kHz, una profundidad de 1 a 3 cm.

Las ondas ultrasónicas utilizadas con fines terapéuticos se propagan en un haz cónico; el espacio que penetran se denomina campo sonoro. La piel, como cualquier tejido biológico, es un sistema heterogéneo y consta de diferentes estructuras (medios) con distinta conductividad acústica. Cuando el ultrasonido pasa de un medio a otro, se observa refracción y/o reflexión de las ondas. Por lo tanto, la refracción de los rayos ultrasónicos se produce en la frontera entre la epidermis y la dermis, es decir, entre la grasa subcutánea y el músculo. La grasa subcutánea presenta la menor capacidad de absorción, mientras que los músculos, los nervios y el tejido óseo presentan la mayor. La absorción de energía aumenta en la frontera entre los diferentes tejidos.

Las indicaciones para el uso de la terapia de ultrasonidos en cosmetología son celulitis, hiperpigmentación, enfermedades degenerativas-destructivas de las articulaciones, consecuencias de lesiones, enfermedades inflamatorias de la piel y los músculos, suavizado de arrugas, dermatitis atópica, úlceras tróficas.

Musicoterapia. El estrés es un compañero inevitable del ser humano. Surgiendo por diversas razones y en diferentes situaciones, afecta nuestro cuerpo, alterando la armonía y el estado psicoemocional. Es ineficaz para mejorar la piel y la apariencia de una persona con el alma desorganizada.

Un buen cosmetólogo es también un psicólogo sutil. Cualquier método que restaure la armonía y mejore el estado de ánimo es bueno para "curar" el alma. El poder curativo del sonido reside en su efecto beneficioso sobre nuestro mundo interior: la buena música, los sonidos de la naturaleza (el canto de los pájaros, el sonido del agua, el susurro de las hojas) alivian el estrés y mejoran el estado de ánimo.

A menudo, un procedimiento cosmético se acompaña de música. En el concepto de spa, la música ocupa un lugar tan importante que se le presta mucha atención, hasta el punto de que se crean melodías especiales para crear una atmósfera de relajación. ¡Cómo no recordar la expresión "música del alma"!
Destrucción sonora.

El peeling ultrasónico es un método común de limpieza facial mediante efectos físicos. La exfoliación de las escamas córneas de la superficie cutánea (descamación) está controlada por enzimas (incluida la quimotripsina), que destruyen las conexiones intercelulares. A su vez, la actividad de la quimotripsina depende del contenido de agua, ya que solo puede actuar en un entorno líquido.

Una de las maneras de romper las uniones entre las escamas córneas y acelerar la descamación es el efecto de ondas ultrasónicas intensas, que provocan la ebullición (cavitación) del medio de contacto aplicado a la piel. Esto, a su vez, provoca la destrucción de los desmosomas entre los queratinocitos queratinizados, lo que acelera su descamación. El ultrasonido también afecta la dermis, especialmente sus densas estructuras fibrosas, aflojándolas y acelerando su renovación. El efecto lifting observado tras el procedimiento ultrasónico se debe principalmente a una mayor hidratación del estrato córneo.

El ultrasonido se utiliza para introducir fármacos en la piel que inhiben el crecimiento del vello. Generalmente se requieren varios procedimientos, ya que el gel solo afecta a los folículos en fase de crecimiento activo. Este método es indoloro (excepto en la depilación preliminar), pero presenta numerosas contraindicaciones. En particular, el fármaco activo no puede distinguir las células germinales del vello de las células de otros tejidos y puede destruir las células cutáneas circundantes.

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