En el mundo se tira cada día una enorme cantidad de alimentos sin consumir

Un informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indica que cada día se desecha una enorme cantidad de alimentos no consumidos en todo el mundo. Por ejemplo, en 2022, se enviaron a la basura más de mil millones de porciones de alimentos con un valor superior a un billón de dólares y un peso total de más de mil millones de toneladas, mientras que 783 millones de personas padecían hambre. Si creemos en las estadísticas, resulta que hasta el 20 % de todos los alimentos se desperdician, y una persona tira más de 70 kilogramos de comida al año.

El desafío es que hasta el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas a la acumulación de desperdicios de alimentos, lo que es especialmente notorio en países con climas particularmente cálidos donde hay problemas con el almacenamiento seguro, el transporte y la comercialización de productos perecederos.

Cabe destacar que las personas que viven en zonas rurales tienden a ser más ahorrativas en cuanto a nutrición y gestión de alimentos que las poblaciones urbanas. Por lo tanto, los científicos recomiendan prestar mayor atención a la concienciación de las poblaciones urbanas, así como fortalecer los programas de reducción del desperdicio de alimentos.

Los países más preparados para estudiar el volumen y la utilización de alimentos fueron Japón, el Reino Unido, Estados Unidos y Australia. Esto también podría incluir a Arabia Saudita y Canadá. En estos países se observa una fuerte tendencia de cambio a nivel nacional, y en Japón el desperdicio de alimentos ha disminuido en más del 30 % en los últimos años.

Se observa una situación lamentable en Estados Unidos, donde la proporción de productos alimenticios en vertederos supera el 20 %. Al mismo tiempo, se señala que la materia orgánica (incluidos los residuos de alimentos) en casi todos los casos causa emisiones espontáneas de metano desde las zonas de acumulación de basura. Tanto el metano —un potente gas de efecto invernadero, uno de los factores del calentamiento global— como el dióxido de carbono participan en las emisiones espontáneas. A su vez, el metano es casi 30 veces más eficaz para mantener el calor atmosférico que el dióxido de carbono.

Un informe de la Organización Meteorológica Mundial indica que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre aumenta constantemente. Y una de las maneras más seguras de prevenir una catástrofe mayor es reducir las emisiones de metano. Por cierto, el metano no permanece mucho tiempo en la atmósfera, descomponiéndose por completo en doce años.

Cada vez más países se unen a los programas de reducción del desperdicio de alimentos. Es importante que las empresas, los hogares con grandes cantidades de alimentos y los gobiernos colaboren en este problema: esta es la única manera de reducir eficazmente las emisiones de metano y su impacto negativo en el clima.

Al mismo tiempo, algunos países han abordado el problema de forma incorrecta e imprecisa, lo que indica la necesidad de un seguimiento más completo del proceso. Solo así es posible evaluar la magnitud real del problema, identificar los territorios con mayor cantidad de desperdicio de alimentos y determinar medidas eficaces para estabilizar la situación.

El desperdicio masivo de alimentos no solo supone un duro golpe para quienes padecen hambre, sino también un daño progresivo y significativo al clima global y a la naturaleza en general. Es positivo ver que este problema recibe la atención necesaria. Esto da esperanzas de una rápida solución al problema de la contaminación atmosférica y el cambio climático global.

Los detalles del informe están disponibles en la página del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)