La OMS está preocupada por el alto nivel de violencia contra los niños

Según datos de investigaciones internacionales, una cuarta parte de la población adulta mundial sufrió tratos crueles en la infancia, y una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres sufrieron acoso sexual durante la infancia. Según los psicólogos, la crueldad hacia un niño conlleva el desarrollo de graves trastornos físicos y mentales. Además, las consecuencias del trauma infantil pueden afectar la vida social y profesional.

Los expertos de la OMS confían en que la crueldad hacia los niños puede y debe prevenirse y que, para alcanzar los objetivos establecidos, es necesario un enfoque multisectorial; mediante programas eficaces, se puede apoyar a los padres y enseñarles los métodos correctos de crianza que no traumaticen la psique del niño.

El maltrato infantil generalmente se considera falta de cuidado, violencia física y psicológica (amenazas, castigos, etc.), negligencia, desatención a los problemas de los propios hijos, explotación laboral infantil con fines comerciales, etc., lo cual, en última instancia, atenta contra la salud mental y física, el desarrollo normal y la dignidad humana del niño. El acoso sexual por parte de un padre, un familiar o un desconocido también se considera una forma de violencia.

El maltrato infantil es un problema mundial hoy en día. Sin embargo, a pesar de diversos estudios, existe una importante escasez de datos al respecto, ya que la crueldad infantil es un problema complejo y difícil de estudiar. Las estimaciones existentes fluctúan en un rango bastante amplio y dependen en gran medida del país y del método de investigación utilizado para realizar el análisis.

Grupos de expertos estiman que más de 30.000 niños menores de 15 años mueren cada día en el mundo, pero los expertos confían en que la magnitud de la tragedia se subestima, ya que un número significativo de casos fatales debido al abuso infantil se atribuyen a caídas desafortunadas, quemaduras, ahogamientos accidentales, etc. El problema de la violencia sexual y de otros tipos contra niños y adolescentes es especialmente agudo en los campamentos de refugiados de zonas de conflicto armado, donde el personal militar, los trabajadores humanitarios y otros miembros de la sociedad, sintiendo la impotencia de los niños y sus padres, así como su propia impunidad, abusan de los niños.

Debido a la crueldad de los adultos, un niño puede experimentar estrés severo, lo que puede provocar la interrupción del desarrollo del cerebro, el sistema nervioso, el sistema inmunitario y otros sistemas. Las personas que sufrieron alguna forma de violencia en la infancia son más propensas a desarrollar depresión, obesidad, consumo de alcohol, drogas y tabaquismo. Además, aumenta el riesgo de que estas personas cometan violencia física o sexual contra otros. Todo esto contribuye al desarrollo de problemas cardiovasculares y cáncer, y aumenta el riesgo de suicidio.

Los expertos han identificado varios factores de riesgo que ayudan a comprender las razones por las que se comete violencia contra los niños. En primer lugar, cabe destacar que el niño nunca inicia un comportamiento cruel hacia él; siempre es la víctima. Sin embargo, ciertas características personales del niño (carácter, excesiva emotividad, etc.) pueden aumentar el riesgo de crueldad por parte de un adulto; por ejemplo, con mayor frecuencia, los niños menores de 4 años y los adolescentes sufren esta actitud por parte de los adultos, así como los niños que no cumplieron con los deseos de sus padres o que no eran bienvenidos en la familia, y los niños con discapacidades físicas.

Los adultos, por su parte, exponen al niño al peligro mediante la falta de atención, los malos hábitos (tabaco, alcohol, drogas) y la participación en actividades delictivas. A menudo, los niños sufren abuso debido a los problemas económicos de sus padres, la discordia familiar (entre los padres), las diferencias de género, estatus social y otras características.

La OMS recomienda que para prevenir nuevos casos de violencia contra los niños se utilicen diversos programas que ayuden a los padres jóvenes a acostumbrarse a su nuevo papel, en particular garantizando que los hogares donde nacen los recién nacidos sean visitados por enfermeras que apoyen, formen y proporcionen toda la información necesaria sobre la crianza y el desarrollo del niño.

También realizamos talleres de capacitación para madres y padres para mejorar sus habilidades como padres, aumentar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil e inculcarles habilidades de crianza positivas.

Antes de dar de alta a un recién nacido del hospital, se debe informar a los nuevos padres sobre la posibilidad de lesiones en la cabeza debido a abusos, como el llamado síndrome del bebé sacudido.

Para prevenir el acoso sexual infantil, es necesario trabajar con los niños en las escuelas y explicarles que su cuerpo es su propiedad y que nadie tiene derecho a tocarlo sin su consentimiento. El niño también debe saber diferenciar entre un buen abrazo, por ejemplo, y un mal contacto físico (en partes íntimas). Es importante enseñarles a reconocer una amenaza de un adulto, a saber decir un "no" rotundo y a contar la situación a un adulto de confianza, no solo a familiares cercanos, sino también a desconocidos que puedan ayudarlos, por ejemplo, un profesor.

Por su parte, la OMS proporciona orientación técnica y normativa sobre la prevención del abuso infantil, llama a los países a fortalecer las medidas para prevenir nuevos casos de violencia y a brindar protección y apoyo a los niños y las familias que han sufrido una u otra forma de violencia.