El ruido es peligroso y útil

Los daños del ruido al cuerpo humano se conocen desde hace mucho tiempo, pero se ha investigado poco en este ámbito. La audiología estudia cómo el ruido y los sonidos afectan a los organismos vivos. Algunos estudios han demostrado que el ruido fuerte es más peligroso en combinación con el polvo y las vibraciones. Sin embargo, el silencio también tiene un efecto depresivo.

Se sabe desde hace tiempo que los sonidos de la naturaleza tienen un efecto calmante (el sonido del viento, el susurro de las hojas, las gotas de lluvia, el sonido de las olas, etc.). Incluso existen sanatorios donde se realizan tratamientos con el canto de los pájaros, lo que alivia eficazmente el insomnio, los dolores de cabeza y mejora el estado general del cuerpo. Inventores japoneses incluso han creado una almohada que imita el sonido de la lluvia.

Resulta que el ruido tiene un doble efecto: es necesario para una persona y, al mismo tiempo, perjudicial. Todo depende de la fuente del ruido. Los científicos han determinado que, durante el trabajo mental, las personas reaccionan con mayor intensidad al ruido. Los jóvenes tienen una menor sensibilidad al ruido. El ruido tiene un efecto especialmente perjudicial en los niños pequeños: se vuelven caprichosos, irritables, se asustan con más frecuencia, pueden alterar su sueño, disminuir su apetito, etc. Al evaluar el ruido en las escuelas, se descubrió que 65 dB ya reducen significativamente la atención de los niños, lo que conduce a un mayor número de errores.

Nuestra audición es más vulnerable al ruido. La sensibilidad máxima del oído humano es de 130 dB. El oído humano percibe sobre todo los tonos agudos; con la edad, la sensibilidad disminuye, lo cual es bastante natural; las personas mayores ya no perciben los tonos agudos. Pero cuando la audición disminuye debido a la exposición a factores negativos, la cosa cambia. En el mundo moderno, hay millones de personas con discapacidad auditiva, y el ruido es el principal responsable.

Observaciones de trabajadores en industrias ruidosas (minería, industria del carbón, talleres de tejidos, pilotos de aviación, etc.) mostraron que la exposición prolongada e intensa al ruido provoca dolores de cabeza frecuentes, mayor irritabilidad, disminución del rendimiento, mareos y pérdida auditiva gradual. La afición por la música pop a volumen alto, especialmente el rock y el heavy metal, provoca una pérdida auditiva reducida y, en ocasiones, total en jóvenes. Estas personas desarrollan una especie de adicción a la música alta: buscan constantemente estar rodeados de sonidos fuertes y no se conforman con un volumen normal. Pero con el tiempo, esta afición tendrá un precio muy alto.

Nuestro órgano auditivo puede, por supuesto, acostumbrarse a cualquier ruido; se produce una adaptación auditiva. Sin embargo, esto no significa que dicho proceso pueda protegernos de una pérdida auditiva parcial o total en el futuro. Una persona puede, por supuesto, acostumbrarse al ruido constante de trenes, camiones pesados, el rugido de los motores de los aviones, la música alta, etc., pero esto a la larga provocará pérdida auditiva y, en primer lugar, nuestro sistema nervioso se verá afectado. La exposición prolongada e intensa al ruido puede provocar trastornos del sistema nervioso central, ya que las ondas sonoras afectan no solo al aparato auditivo humano, sino a todo el cuerpo.