¿Vengarnos o no vengarnos? Los psicólogos están investigando cómo perciben las personas la venganza y a los vengativos.

La venganza suele considerarse socialmente inapropiada y moralmente condenada, una forma de "justicia salvaje". La mayoría de la gente coincide en que la venganza es inmoral. Por otro lado, a la gente le encantan las historias en las que la víctima se venga del agresor. Además, investigaciones previas han confirmado que las personas prefieren la venganza por naturaleza.

Así, el equipo de investigación de la profesora Karoline Dydukh-Khazar (Universidad Julius-Maximilians de Würzburg, Alemania) y el profesor Dr. Mario Gollwitzer (Universidad Ludwig Maximilian de Munich, Alemania) estudió si las personas realmente condenan moralmente el acto de venganza en sí o más bien el placer que puede experimentar el vengador.

En una serie de cuatro encuestas (tres con grupos cuidadosamente seleccionados de estudiantes polacos y una con una muestra similarmente configurada de adultos estadounidenses) los investigadores notaron diferencias intrigantes entre situaciones en las que los perpetradores informaron sentirse orgullosos de cometer venganza versus disfrutarla, y entre situaciones en las que los participantes de la encuesta se imaginaban a sí mismos como vengadores imaginarios versus ser meros observadores.

En su estudio, publicado en acceso abierto en la revista Social Psychological Bulletin, el equipo confirmó que si bien las personas que se vengan pueden recibir aprobación, siguen estando moralmente condenadas en comparación con quienes eligen no vengarse.

Curiosamente, cuando los participantes de la encuesta calificaron situaciones hipotéticas en las que los vengadores demostraron satisfacción con sus acciones, fueron calificados como más competentes (es decir, confiados, capaces y eficaces) que las personas imaginarias que se sentían mal por vengarse de sus agresores o que aquellos que no se vengaron en absoluto.

Los investigadores explican que la venganza y la satisfacción subsiguiente se perciben más bien como una prueba de la capacidad del actor para alcanzar objetivos.

Por otra parte, cuando se describió a los vengadores imaginarios experimentando placer, los participantes de la encuesta los consideraron particularmente inmorales.

"Los sentimientos de placer después de la venganza pueden indicar que la motivación original no fue enseñarle una lección moral al ofensor, sino más bien sentirse bien, una motivación egoísta y moralmente cuestionable", comentan los científicos.

Curiosamente, se observaron diferencias significativas entre los mismos escenarios en los que los participantes de la encuesta se imaginaban como vengadores y aquellos en los que simplemente eran observadores. Cuando se imaginaban vengándose, los participantes se consideraban menos morales que, por ejemplo, un colega que hiciera lo mismo.

Además, si otra persona hubiera cometido la venganza, habría parecido más competente. Estos resultados, según los autores, contradicen investigaciones previas que demuestran que, al evaluar a otros, sus acciones se evalúan desde una perspectiva moral, mientras que la autoevaluación suele basarse en la competencia.

Entre otros hallazgos interesantes de la serie de encuestas, los investigadores observaron que la impresión de sentirse bien (versus mal) acerca de la venganza no afectó la probabilidad de venganza.

En promedio, los participantes afirmaron que no castigarían a su infractor. Además, se descubrió que el miedo a ser juzgados no influía en su decisión de tomar represalias.

Si bien informan sobre una serie de hallazgos interesantes, la mayoría de los cuales contrastan con conocimientos y conclusiones previos, los investigadores señalan varias limitaciones de su estudio que requieren más investigaciones para confirmar sus observaciones.

En primer lugar, sus hallazgos podrían ser culturalmente específicos. Recuerdan que, por ejemplo, los justicieros no son juzgados con tanta severidad en sociedades y países donde el honor se valora especialmente. En segundo lugar, las encuestas utilizaron situaciones hipotéticas.

Por último, los autores del estudio señalan que los participantes simplemente tenían que imaginar la venganza y los sentimientos buenos/malos resultantes.