La comida rápida reduce la actividad mental de los escolares

Los expertos llevan mucho tiempo advirtiendo que la comida rápida es peligrosa para la salud debido a su alto contenido de grasas y conservantes. El consumo frecuente de estos productos provoca obesidad, problemas cardíacos, vasculares, articulares y digestivos, entre otros. Al mismo tiempo, la comida rápida representa un gran peligro para los niños, quienes pueden sufrir problemas en el sistema inmunitario y nervioso. Estudios recientes han demostrado que el bajo rendimiento escolar también se asocia con el consumo frecuente de estos productos.

Un estudio reciente reveló que la comida chatarra tiene un impacto negativo en el cerebro infantil, lo que provoca un menor rendimiento mental. Los niños que consumían comida rápida con frecuencia tenían mayor probabilidad de tener problemas con las matemáticas, las ciencias y la lectura que sus compañeros.

Según algunos datos, una dieta desequilibrada conduce a una deficiencia de hierro, además, el consumo excesivo de azúcar y grasas afecta negativamente al proceso de aprendizaje.

La responsable del proyecto científico fue Kelly Partell, quien señaló que el proyecto estudió el impacto de la comida rápida en más de 8.000 escolares de 10 años. Los resultados fueron evaluados por especialistas después de 36 meses.

Entre todos los niños, el 52% consumía comida rápida de 1 a 3 veces por semana, el 10% aproximadamente de 4 a 6 veces y otro 10% todos los días.

En el último grupo de niños (que comían alimentos poco saludables todos los días), los expertos anotaron 79 puntos en la escala de rendimiento científico (entre los niños que no comían dichos alimentos en absoluto, la cifra fue de 83 puntos).

Los científicos también notaron un retraso en la lectura y las matemáticas.

Estos resultados eran bastante esperados, ya que hace un año un grupo de investigación descubrió que el consumo frecuente de comida rápida provoca inflamación cerebral, concretamente en el hipocampo (estos resultados se registraron en roedores de laboratorio). El hipocampo es responsable de la memoria espacial y verbal; además, la obesidad —el principal peligro de la comida rápida— provoca cambios en el cerebro y provoca inflamación.

Es más fácil enseñar a los niños a llevar un estilo de vida saludable estableciendo ciertas reglas en la familia. Como lo demuestran las observaciones de miles de escolares, entre aquellos cuyos padres no les prohibieron ver la televisión durante mucho tiempo, jugar videojuegos ni les impusieron restricciones especiales en la alimentación, surgieron problemas de salud con mayor frecuencia.

Las observaciones mostraron que los niños y adolescentes de familias con normas estrictas sobre la alimentación, el uso de la televisión y el tiempo que pasan frente al ordenador eran más propensos a adoptar un estilo de vida saludable. En estas familias, los niños comían verduras y frutas con mayor frecuencia, y también practicaban algún deporte con mayor frecuencia. Al mismo tiempo, los especialistas observaron que los niños seguían cumpliendo las normas establecidas en la familia incluso en entornos sin control parental.

También se encontró que tales reglas se establecían con mayor frecuencia en familias con hijas y de bajo nivel socioeconómico.

Los expertos han señalado que no existe una relación directa entre las reglas familiares y el peso infantil, pero los científicos aún admiten la existencia de una conexión indirecta. Según los expertos, las reglas modifican el comportamiento infantil, lo que a su vez conduce a la pérdida de peso. Por lo tanto, muchos padres pueden prevenir problemas de salud infantiles de forma independiente con la ayuda de reglas sencillas.

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