Pasear con un repollo atado a una correa se ha hecho muy popular entre los jóvenes chinos

Este verano, los jóvenes de Pekín paseaban coles con correa en lugar de mascotas. Al parecer, este comportamiento se debía al deseo de llamar la atención pública sobre los problemas de la China moderna.

A primera vista, llevar una col con correa puede parecer una forma poco convencional de conocer a alguien en la calle. Como descubrieron los periodistas, pasear con una col ayuda a algunos adolescentes a lidiar con el estrés emocional y las preocupaciones. Uno de los paseadores de coles, Liu Chen, de 17 años, afirma que le transmite sus pensamientos negativos durante el paseo y regresa a casa renovado. Otro joven comentó que la col lo comprende mejor que sus propios padres.

Sin embargo, en realidad, el repollo con correa es un flash mob a gran escala, organizado para apoyar el arte del artista contemporáneo Han Bin, en particular su serie de fotografías simbólicas "Caminando con repollo". La idea surgió en el año 2000, época en la que el artista creó diversas fotografías en Times Square, los Campos Elíseos, la Gran Muralla China y otros lugares famosos del mundo.

Con su proyecto, el artista buscó mostrar problemas cruciales de la sociedad moderna, no solo de China. Por un lado, expuso valores sociales. En China, la col es el producto más accesible, y antaño, sus reservas representaban prosperidad, estabilidad y bienestar. Hoy en día, la col ya no se considera un símbolo de riqueza entre los ricos, pero entre el ciudadano medio de China, no ha perdido su valor.

Al atar la col, el fotógrafo quiso señalar la desigualdad social existente y la actitud irrespetuosa hacia la comida y el trabajo de los trabajadores de algunos sectores de la población.

En uno de sus ensayos, Han Bin escribió que se le dijo a la humanidad que pasara de las "fantasías delirantes del pasado" a una "modernización económica descabellada". Como resultado, este camino condujo al grave declive de algunas regiones y al ostentoso mimo de otras. Pero, al mismo tiempo, el mundo que existió durante cinco mil años está desapareciendo gradualmente bajo avalanchas de escombros. Han Bin, con su repollo atado, parece pedirle al mundo entero que se detenga, observe y reflexione sobre adónde conducirá esta vida y qué precio habrá que pagar por ella.

Otra faceta del proyecto social del artista contemporáneo aborda la libertad personal. Toda persona merece ser percibida y tratada con normalidad, incluso si es significativamente diferente de las personas rígidas que la rodean. Por ello, el joven artista pasea con una col sujeta por caminos rurales y calles del centro de la ciudad, ignorando ostentosamente la reacción de la multitud, los curiosos, los periodistas y las cámaras.

Han Bin confía en que tarde o temprano llegará el día en que cada persona podrá elegir libremente su ocupación.