Apagar los genes puede reducir a la mitad el riesgo de infarto

Investigadores alemanes han llegado a la conclusión de que los genes están directamente relacionados con el desarrollo de ataques cardíacos y si aprendemos a influir en dichos genes, podemos reducir significativamente el riesgo de desarrollar un ataque cardíaco.

Tras realizar la investigación, los especialistas sugirieron que se puede influir en los genes con la ayuda de medicamentos; también se estableció que el gen ANGPTL4 está asociado con el desarrollo de un infarto, que, junto con una mala nutrición, puede afectar el nivel de grasas en la sangre.

El trabajo del grupo de investigación se llevó a cabo en la Universidad Técnica de Alemania. El grupo científico buscó encontrar una conexión entre la isquemia y las variaciones genéticas. Durante el trabajo, analizaron diversos genes en 200 mil voluntarios (se analizaron más de 10 mil genes en total). El experimento incluyó no solo a pacientes con antecedentes de infarto, sino también a personas sanas.

Como resultado, los especialistas encontraron lo que buscaban: se identificó una conexión con varios genes, incluido el gen ANGPTL4. Un estudio más profundo demostró que las alteraciones en el gen ANGPTL4, identificadas en algunos participantes del estudio, redujeron significativamente el nivel de triglicéridos (grasas) en sangre.

Los triglicéridos se asocian principalmente con la función energética: gracias a ellos, las células grasas almacenan energía para el cuerpo. El colesterol malo, combinado con niveles altos de triglicéridos, aumenta la probabilidad de sufrir un infarto, así como diversas enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos.

Los cambios identificados por los investigadores desactivan el gen ANGPTL4, lo que resulta en una disminución de los niveles de triglicéridos y, con ello, una disminución del riesgo de sufrir un infarto. Según los científicos, el organismo no necesita urgentemente el gen ANGPTL4 y su desactivación no afectará el funcionamiento de los órganos y sistemas.

Esta investigación ayudará a desarrollar nuevos medicamentos que desactivarán el gen ANGPTL4 y ayudarán a reducir el riesgo de ataque cardíaco.

Científicos japoneses también estudiaron los factores que influyen en el desarrollo de accidentes cerebrovasculares e infartos, y descubrieron que el hábito de desayunar reduce el riesgo de hemorragias intracerebrales. Estudiaron el estilo de vida de más de 80 000 personas durante 25 años y, como resultado de las observaciones, se descubrió que en el grupo de voluntarios que desayunaban regularmente, el riesgo de hemorragias era un 36 % menor que en quienes se negaban a desayunar por la mañana.

Según los expertos, empezar un nuevo día con el estómago vacío provoca un aumento de la presión arterial, lo que se sabe que es una de las causas de las hemorragias cerebrales.

Al mismo tiempo, los investigadores han establecido que el desarrollo del accidente cerebrovascular isquémico no está en absoluto asociado con el hábito de desayunar; los expertos no descartan que la presión arterial alta tenga un efecto menor en el riesgo de ataque cardíaco que el de accidente cerebrovascular.

Como resultado de sus observaciones, los expertos japoneses no encontraron una conexión entre el hábito de comer por la mañana y el riesgo de desarrollar un ataque cardíaco.

Los colegas investigadores japoneses señalan que estos resultados pueden ser característicos sólo de Japón, donde el nivel general de obesidad en la población es más bajo.