VPH tipo 39: ¿qué es y qué hacer si se detecta?

Hoy en día, la medicina cuenta con información sobre más de cien tipos de virus del papiloma humano (VPH). Se clasifican según diferentes características, incluyendo su grado de peligrosidad para la salud. El VPH tipo 39 es uno de los más peligrosos, ya que puede provocar la aparición de problemas y disfunciones graves. El tratamiento de este virus solo lo realiza un médico, que monitorea regularmente la actividad de la infección y su impacto en el organismo.

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Estructura VPH tipo 39

Los virus del VPH afectan las estructuras celulares de la piel y las membranas mucosas, que están representadas por los queratinocitos: esta es la principal defensa del cuerpo contra la influencia negativa del entorno externo.

El virus del papiloma humano (VPH) tiene viriones relativamente pequeños que carecen de membrana. Su diámetro es de aproximadamente 30 nm, cuatro veces menor que el de los virus de la influenza o el VIH.

El genotipo 39 del VPH es una molécula de ADN bicatenario circular repleta de histonas, proteínas celulares que participan en la formación de ADN en el núcleo. El genoma está codificado por dos tipos de proteínas:

• Las proteínas E son responsables de la regulación y proliferación de las células y también son responsables de los procesos de malignidad;
• Las proteínas L proporcionan estructura celular y forman la cápside de los viriones.

El ciclo de vida del VPH depende de la etapa de desarrollo de los queratinocitos: estos forman la capa superficial epidérmica de la piel, así como el tejido epitelial estratificado de la membrana mucosa. Las células cutáneas jóvenes, que se multiplican intensamente, cubren la membrana basal, ubicada debajo de la capa epidérmica superior. Su maduración y diferenciación hacen que los queratinocitos se desplacen gradualmente a la superficie de la piel. El VPH afecta las estructuras indiferenciadas, mientras que los nuevos virus se forman en los queratinocitos en la etapa final de diferenciación.

Las proteínas E proporcionan el contenido necesario de ADN del VPH tipo 39 en el núcleo celular y controlan la expresión génica. Las proteínas E1 y E2 forman una conexión con el ADN viral, involucrando los sistemas de replicación estructural.

Las proteínas L son necesarias para la formación de la cápside y el empaquetamiento del ADN viral. El componente estructural básico de la cápside del VPH es la proteína L1, que forma pentámeros. Una cápside consta de 72 pentámeros y tiene forma esférica.

La sustancia proteica menor L2 también es uno de los componentes estructurales del virus. Una de estas proteínas está relacionada con un pentámero de L1. Probablemente, es necesaria para atraer el ADN del VPH a las partículas acumuladas. Existe la teoría de que ambas proteínas pueden interactuar con las histonas, que empaquetan el ADN viral.

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Síntomas

El VPH tipo 39 no siempre presenta síntomas evidentes: si una persona tiene un sistema inmunitario fuerte, el virus no se reproduce y no presenta síntomas. En tal situación, se habla de la portación banal del virus tipo 39.

Si el sistema inmunitario falla, se activa el virus VPH tipo 39. Se forman condilomas puntiagudos o planos en las mucosas o la piel: estos últimos se consideran los más peligrosos y pueden malignizarse.

Los condilomas puntiagudos son crecimientos alargados y aislados, de color similar al de la piel sana o las mucosas. Estos crecimientos deben tratarse, ya que se inflaman y dañan con facilidad, y tienden a propagarse. Su formación es muy intensa: una sola formación puede aparecer en tan solo unas horas.

En el caso del VPH tipo 39, los crecimientos se encuentran con mayor frecuencia en los labios, cerca del ano, en los tejidos mucosos de la vagina y el cuello uterino (en pacientes femeninas), así como en la cabeza del pene y en el prepucio (en pacientes masculinos).

Los hombres son los portadores más frecuentes del VPH, ya que las manifestaciones de la enfermedad son poco frecuentes en ellos. En las mujeres, los síntomas son más intensos y el sistema reproductivo interno puede verse afectado.

VPH 39 en mujeres

En pacientes femeninas, los signos del VPH tipo 39 pueden ser los siguientes:

• la aparición de condilomas en la zona de los genitales externos, en la cavidad vaginal, cerca del ano;
• la aparición de flujo vaginal con inclusiones sanguinolentas o purulentas (a menudo con un característico olor a “pescado”);
• dolor en el abdomen inferior, en la columna lumbar;
• molestias al orinar;
• sensaciones desagradables durante las relaciones sexuales (incluso hasta el punto de dolor).

Además, en caso de VPH, pueden llamar la atención los signos generales de una reacción inflamatoria en el organismo: hablamos de deterioro del estado de la piel y del cabello, mareos y náuseas, debilidad y cansancio constante e inmotivado.

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VPH 39 en hombres

El virus VPH tipo 39 se manifiesta de forma ligeramente diferente en el cuerpo masculino. Por lo tanto, es posible la presencia de los siguientes signos:

• moco purulento en la cabeza del pene;
• formación de una “placa” rojiza en la zona de la cabeza, con tendencia a aumentar;
• molestias al orinar;
• debilitamiento de la potencia, disminución de la libido.

También pueden presentarse signos generales de una reacción inflamatoria: somnolencia, apatía, fatiga excesiva y mareos. Cabe recordar que todos estos síntomas pueden aparecer en hombres solo cuando se activa la infección por VPH, lo cual ocurre únicamente en ciertas circunstancias, por ejemplo, cuando el sistema inmunitario está muy debilitado. Dicha activación en pacientes varones es relativamente rara, por lo que en la mayoría de los casos solo se trata de la portación del virus VPH tipo 39, sin síntomas evidentes.

Diagnostico

Externamente, durante el examen o interrogatorio del paciente, es imposible determinar la presencia del virus VPH tipo 39: los síntomas de la patología suelen estar ocultos y las manifestaciones pueden ser similares a las de otras enfermedades de transmisión sexual. El único método eficaz es el análisis del VPH tipo 39, que puede realizarse mediante diferentes técnicas:

• Técnica de captura híbrida (prueba Digene HPV, prueba de ADN HPV).

Este método determina el ADN de una célula viral y se utiliza con mayor frecuencia para determinar la concentración del virus y evaluar la probabilidad de malignidad de una enfermedad. El procedimiento se basa en la determinación inmunoquímica de los productos de hibridación de ácidos nucleicos mediante anticuerpos monoclonales.

• PCR del VPH 39.

Este es un estudio cualitativo que únicamente ayuda a responder la pregunta de si el virus está presente en el organismo. El método no permite determinar el contenido cuantitativo de células virales, pero sí permite determinar el genotipo del virus.

• Siembra biológica.

El material biológico extraído del paciente se siembra en un medio nutritivo especial. Este método de diagnóstico es largo y costoso, por lo que se utiliza con relativa poca frecuencia para detectar el VPH tipo 39.

• Biopsia.

Este método se utiliza para excluir o confirmar un proceso maligno.

Un signo indirecto de la presencia del VPH tipo 39 en el cuerpo es la displasia cervical en la mujer. Si bien el diagnóstico no se basa únicamente en este signo, es necesaria la confirmación de laboratorio de la presencia de la infección por el virus del papiloma.

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Tratamiento

Si el diagnóstico revela la presencia de VPH tipo 39, el médico prescribe los medicamentos y procedimientos adecuados (si es necesario). En general, el tratamiento para el VPH consiste en tomar medicamentos antivirales e inmunomoduladores. Si existen crecimientos o condilomas en el cuerpo, se extirpan mediante cualquiera de los métodos disponibles, como láser o radioterapia, crioterapia o cirugía.

¿Qué hacer si se detecta el VPH tipo 39, pero no hay crecimientos ni otros síntomas? En tal situación, el médico puede recetar un tratamiento con inmunomoduladores. Además, la mujer debe revisarse regularmente con un ginecólogo para detectar el desarrollo de la enfermedad. Se debe repetir la prueba del VPH anualmente. Si un hombre es portador del VPH tipo 39, también se recomienda monitorear la actividad del virus y someterse a pruebas de diagnóstico periódicas. Se pueden recetar tratamientos preventivos con medicamentos antivirales.

¿Qué medicamentos de uso interno puede recomendar un médico si se detecta el VPH tipo 39?

• El interferón es un factor endógeno básico con actividad antiviral e inmunoestimulante. El uso del fármaco tras la detección del VPH tipo 39 se inicia lo antes posible: se realizan inhalaciones por vía oral o nasal, utilizando tres ampollas del fármaco por procedimiento. La frecuencia de las inhalaciones es de dos veces al día, durante tres días.
• Cycloferon es un preparado de ácido acridonacético y N-metilglucamina, que induce la formación de interferón en el organismo. Cycloferon para el VPH tipo 39 se administra según un régimen de tratamiento personalizado.
• Prodigiosan es un fármaco inmunoestimulante no específico que se administra mediante inyecciones intramusculares según un régimen seleccionado individualmente.
• La isoprinosina es un inmunoestimulante y antiviral que se prescribe en una dosis promedio de 50 mg por kilogramo de peso corporal (la dosis debe dividirse en tres dosis). La duración del tratamiento es de cinco a quince días, dependiendo de la gravedad de la infección.

En algunos casos, como tratamiento adicional para el VPH tipo 39, el médico puede recetar medicamentos como Fluorouracilo, Podofilotoxina, Podofilina, etc.

Prevención VPH tipo 39

No existe ningún medicamento específico en el mundo que pueda eliminar del organismo el VPH tipo 39. Sin embargo, los científicos han desarrollado dos tipos de vacunas que pueden impedir que la infección entre en el organismo.

La primera vacuna conocida, Gardasil, se ha utilizado durante mucho tiempo en casi setenta países de todo el mundo, y algunos incluso la han incluido en la lista de vacunas obligatorias. Gardasil es un fármaco tetravalente, cuyos componentes son proteínas similares a las sustancias proteicas del VPH. Estas proteínas son producidas por levaduras y no representan un peligro para los humanos. Inicialmente, esta vacuna proporcionaba protección contra la infección por los tipos seis, once, dieciséis y dieciocho del VPH. Sin embargo, en la práctica, se descubrió que la inmunidad tras la vacunación también crea protección contra otros tipos oncogénicos del VPH, incluido el tipo 39, ya que se desencadena la llamada "reacción cruzada".

La vacunación siempre tiene un efecto preventivo, no terapéutico. Los médicos recomiendan administrar el medicamento a los pacientes antes del inicio de la actividad sexual; la edad óptima para la vacunación puede ser entre los 9 y los 26 años.

El segundo tipo de vacuna, un análogo de Gardasil, aún no se ha introducido en la práctica clínica y está en la fase de registro.

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Pronóstico

Si el virus del VPH tipo 39 ya está presente en el cuerpo, no será posible eliminarlo por completo: hoy en día, la medicina es impotente. Solo queda realizar tratamientos y tratamientos preventivos periódicos para contener la actividad de la infección.

Si el virus se detecta en una etapa temprana, un tratamiento oportuno y competente garantiza que el paciente no sufra complicaciones ni consecuencias peligrosas como infertilidad y desarrollo de tumores cancerosos. Se cree que la presencia del VPH tipo 39 en el organismo aumenta significativamente el riesgo de desarrollar procesos malignos. Sin embargo, esto no significa que estos procesos amenacen a todos los pacientes. Si visita regularmente a un médico y monitorea la actividad del virus, se pueden evitar afecciones peligrosas.

La situación es aún peor cuando el VPH tipo 39 no presenta síntomas: esta patología es difícil de diagnosticar y no menos difícil de tratar. Dado que actualmente no es posible eliminar completamente la infección del organismo, la única estrategia correcta es reducir la actividad viral, lo que reduce el riesgo de desarrollar complicaciones peligrosas y mejora el pronóstico general de la enfermedad.

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