Características del cerebro relacionadas con la edad

El cerebro de un recién nacido es relativamente grande, su peso promedio es de 390 g (340-430 g) en niños y 355 g (330-370 g) en niñas, que es el 12-13% del peso corporal (en adultos, aproximadamente el 2,5%). El peso del cerebro en relación con el peso corporal de un recién nacido es 5 veces mayor que el de un adulto, y está determinado por la proporción 1:8 (en un adulto, esta proporción es 1:40). Al final del primer año de vida, el peso del cerebro se duplica, y a los 3-4 años se triplica. Posteriormente (después de los 7 años), el peso del cerebro aumenta lentamente y a los 20-29 años alcanza su valor máximo (1355 g en hombres y 1220 g en mujeres). En períodos de edad posteriores, hasta los 60 años en hombres y 55 años en mujeres, el peso del cerebro no cambia significativamente, y después de los 55-60 años, se observa cierta disminución.

En un recién nacido, las partes filogenéticamente más antiguas del cerebro están mejor desarrolladas. El tronco encefálico pesa entre 10,0 y 10,5 g, lo que representa aproximadamente el 2,7 % del peso corporal (en un adulto, alrededor del 2 %), y el cerebelo pesa 20 g (5,4 % del peso corporal). A los 5 meses de vida, el cerebelo pesa 3 veces, y a los 9 meses, 4 veces (el niño puede ponerse de pie y empieza a caminar). Los hemisferios cerebelosos se desarrollan con mayor intensidad. El telencéfalo en un recién nacido también está relativamente bien desarrollado. El lóbulo frontal del cerebro es fuertemente convexo y relativamente pequeño. El lóbulo temporal es alto. El lóbulo insular (islote) se encuentra profundo. Hasta los 4 años de vida, el cerebro del niño crece de manera uniforme en altura, longitud y anchura. Posteriormente, el cerebro crece en altura. Los lóbulos frontal y parietal crecen con mayor rapidez.

En un recién nacido, ya existen surcos y circunvoluciones en la superficie de los hemisferios cerebrales. Los surcos principales (central, lateral, etc.) están bien definidos, mientras que sus ramificaciones y circunvoluciones menores son poco pronunciadas. Posteriormente, a medida que el niño crece, los surcos se profundizan y las circunvoluciones entre ellos se hacen más prominentes. La mielinización de las fibras nerviosas en las partes filogenéticamente más antiguas del cerebro comienza y termina antes que en las más nuevas. En la corteza cerebral, las fibras nerviosas que conducen diversos tipos de sensibilidad (general), así como las que se comunican con los núcleos subcorticales, se mielinizan antes. La mielinización de las fibras aferentes comienza alrededor de los 2 meses y termina a los 4-5 años, y la de las fibras eferentes algo más tarde, entre los 4-5 meses y los 7-8 años.

La relación de los surcos y circunvoluciones con los huesos y suturas del techo del cráneo en un recién nacido es algo diferente a la de un adulto. El surco central se encuentra a la altura del hueso parietal. La parte inferolateral de este surco se encuentra 1,0-1,5 cm craneal a la sutura escamosa. El surco parietooccipital se encuentra 12 mm anterior a la sutura lambdoidea. La relación de los surcos, circunvoluciones del cerebro y suturas, característica del adulto, se establece en niños de 6 a 8 años.

El cuerpo calloso del recién nacido es delgado y corto, ya que, simultáneamente con el desarrollo y la expansión de los hemisferios cerebrales, crece predominantemente en dirección craneal y caudal, ubicándose por encima de la cavidad del diencéfalo (por encima del tercer ventrículo). A medida que los hemisferios se desarrollan, aumenta el grosor del tronco del cuerpo calloso (hasta 1 cm en un adulto) y del esplenio (hasta 2 cm), debido al aumento del número de fibras nerviosas comisurales.

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