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Fístula arteriovenosa: causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento
Último revisado: 05.07.2025
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[ Causas de la fístula arteriovenosa
Una fístula arteriovenosa puede ser congénita (generalmente en el área de vasos pequeños) o adquirida como resultado de un traumatismo (por ejemplo, una herida de bala o puñalada) o la erosión de un aneurisma arterial en una vena adyacente.
Síntomas de la fístula arteriovenosa
Una fístula puede causar síntomas de insuficiencia arterial (p. ej., ulceración de las extremidades debido a la disminución del flujo arterial, embolia o isquemia) o insuficiencia venosa crónica debido a los efectos de las altas presiones del flujo arterial en las venas lesionadas (p. ej., edema periférico, venas varicosas, pigmentación congestiva). Si la fístula es superficial y palpable, el área lesionada suele estar hinchada y más caliente que el resto de la piel, con distensión y, a menudo, pulsación de las venas superficiales. Se puede palpar un frémito sobre la fístula y la auscultación puede revelar un soplo ronroneante continuo que aumenta en intensidad durante la sístole. Ocasionalmente, se desarrolla insuficiencia cardíaca de alto gasto si una porción significativa del gasto cardíaco se desvía a través de la fístula hacia el lado derecho del corazón.
Tratamiento de la fístula arteriovenosa
Las fístulas congénitas no se consideran una indicación de tratamiento a menos que se presenten complicaciones graves (p. ej., alargamiento de una pierna en un niño en crecimiento). De ser necesario, se pueden utilizar tratamientos endovasculares percutáneos con la colocación de estructuras oclusivas para cerrar la fístula. El tratamiento rara vez es completamente satisfactorio, pero las complicaciones pueden controlarse. Las fístulas adquiridas suelen tener una única conexión principal, en cuyo caso el tratamiento quirúrgico es eficaz.