Aumento del apetito

Durante mucho tiempo se creyó que el aumento del apetito es una buena señal, lo que significa que una persona está sana y bastante satisfecha con la vida.

Los médicos solo han luchado contra la disminución del apetito, un síntoma de enfermedad y mala salud. Sin embargo, en las últimas décadas, los especialistas han delimitado la diferencia entre el aumento de los antojos y lo normal, y han llegado a la conclusión de que algunas personas sienten hambre incluso con el estómago lleno, lo cual puede considerarse una anomalía. Huelga decir que la falta de control del apetito, tarde o temprano, conduce a enfermedades como diabetes, obesidad, trastornos metabólicos, problemas pancreáticos, etc. Hoy hablaremos de por qué ocurre esto y si es posible combatirlo.

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Causas del aumento del apetito

Los centros del hambre y la saciedad se encuentran en el hipotálamo. Durante las enfermedades digestivas, los impulsos patológicos se envían a estos centros de diversas maneras, provocando un aumento del apetito. El centro de la saciedad se estimula mediante la distensión del estómago y la parte superior del intestino delgado. La información sobre la presencia y absorción de nutrientes proviene de los quimiorreceptores intestinales y llega al centro del apetito. Los centros del hambre y la saciedad también se ven afectados por factores circulantes (hormonas, glucosa, etc.), cuyo contenido, a su vez, depende del estado del intestino. Las señales causadas por el dolor o las reacciones emocionales que ocurren durante las enfermedades del tracto gastrointestinal llegan al hipotálamo desde centros superiores.

Normalmente, el apetito de una persona está controlado por el hipotálamo, una parte del cerebro que evalúa la cantidad de comida consumida. Al parecer, las interrupciones en su actividad pueden provocar cambios en los antojos de comida. A menudo, el deseo de comer algo dulce o con almidón se debe a fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre o a trastornos en la producción de insulina. En este caso, se recomienda limitar el consumo de platos con un índice glucémico alto.

Las mujeres pueden notar un mayor deseo de comer durante períodos de aumentos hormonales, es decir, antes y durante la menstruación o durante el embarazo.

Las personas que siguen dietas estrictas o hacen ejercicio pueden experimentar un fuerte deseo de comer mientras el cuerpo intenta reponer su déficit de energía.

¿Por qué aumenta el apetito? Son de suma importancia las numerosas tentaciones que nos asaltan por doquier: la comida exquisita en la publicidad, los quioscos de repostería camino al trabajo, el aroma de la comida preparada del restaurante más cercano; todo esto estimula el apetito y nos incita a comer, incluso si no queremos. Postres tentadores, exquisiteces, platos preparados de forma innovadora y con una presentación exquisita, simplemente nos invitan a probar al menos una porción.

Otra razón, bien conocida por muchos, es la necesidad de comer para superar los problemas. Las emociones fuertes, las experiencias y el estrés suelen ser factores que impulsan el deseo de masticar. De esta manera, intentamos llenar un vacío interior que interpretamos como hambre. Generalmente, en esta situación, nos sentimos atraídos por alimentos ricos en carbohidratos, como dulces y harinas. De hecho, estos alimentos promueven la producción de serotonina, la conocida hormona del placer. Gracias a la serotonina, nos tranquilizamos y nuestro estado de ánimo mejora. El cuerpo lo recuerda y, ante el siguiente estrés, nos lleva directamente al refrigerador en busca de serotonina.

Otra hormona que influye en el deseo de comer es la dopamina. Se ha comprobado, por ejemplo, que las personas con sobrepeso no reciben suficiente dopamina, por lo que deben reponerla con otra comida.

Cada caso de aumento del apetito es individual, y las razones pueden ser diferentes. Analicemos algunas de ellas por separado.

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Aumento del apetito como síntoma de enfermedad.

En muchos casos, los antojos de comida son, de hecho, un síntoma de enfermedad. Cuando uno está enfermo, el cuerpo empieza instintivamente a acumular energía adicional para su propia recuperación.

Por supuesto, no se puede considerar el deseo de comer algo extra como la presencia de ninguna enfermedad. Esto solo se puede confirmar mediante un diagnóstico en una consulta médica.

Sin embargo, es importante saber qué enfermedades pueden estar asociadas al apetito excesivo:

• la presencia de una neoplasia en el cerebro;
• diabetes mellitus;
• cambios en los niveles hormonales (desequilibrio);
• disfunción tiroidea;
• enfermedades del sistema digestivo;
• estados depresivos, estrés psicológico;
• fatiga física y psicológica;
• síndrome de deshidratación;
• insomnio;
• trastorno alimentario;
• avitaminosis, anemia.

El aumento de los antojos de comida suele acompañar a las personas durante el período de recuperación tras diversas enfermedades: infecciosas, inflamatorias e incluso resfriados. Esto se considera normal, ya que el cuerpo intenta compensar la energía gastada durante la enfermedad.

Aumento del apetito en las mujeres

La reacción del centro cerebral responsable del hambre en el cuerpo femenino es directamente proporcional a la fase del ciclo menstrual. Durante la segunda fase, aproximadamente 14 días antes de la menstruación, esta reacción se acentúa y la mujer puede experimentar un deseo constante de comer. En algunas mujeres, este problema se presenta dos semanas antes de los días críticos, y en otras, entre dos y tres días.

Esto se explica, en primer lugar, por la reestructuración cíclica del nivel hormonal. Tras la ovulación, aumenta la cantidad de progesterona en sangre. La progesterona promueve la liberación de adrenalina y noradrenalina, que a su vez aceleran la producción de jugo gástrico. Esto influye no solo en la aparición de la sensación de hambre, sino también en una digestión más rápida de los alimentos.

Además, la progesterona también provoca un aumento del apetito, ya que su función principal es preparar el cuerpo femenino para el embarazo. Un aumento en su concentración indica que la mujer está lista para el embarazo, lo que envía una señal al cerebro indicando que es necesario abastecerse urgentemente de nutrientes en caso de concepción exitosa.

Dado que en la segunda mitad del ciclo menstrual el cuerpo de la mujer comienza a producir menos insulina, durante el SPM puede desear carbohidratos simples: pasteles, dulces, chocolate. Junto con la reducción de la hormona del placer, todo esto puede provocar no solo una falsa sensación de hambre, sino también comer en exceso.

Aumento del apetito en personas mayores

Existen muchas razones para el aumento de la necesidad y los antojos de comida en la vejez. Uno de estos factores es el deterioro de la memoria y la concentración: la persona simplemente no recuerda cuánto tiempo ha pasado desde la última comida y vuelve a necesitar comida. Además, una persona mayor puede no tener sensación de saciedad debido a numerosas enfermedades crónicas, incluidas las del tracto digestivo.

Las personas mayores se preocupan y se angustian por sus seres queridos, por su salud, por el fin de sus vidas. La ansiedad genera el mismo ansia por comer: intentan acallar sus problemas y dolor con otra comida. Además, muchas personas mayores se guardan sus preocupaciones para sí mismas, y su tensión nerviosa solo se reconoce por su constante deseo de comer.

También existen factores endocrinos que influyen en la glotonería. Enfermedades crónicas y trastornos metabólicos: todo esto afecta el apetito. Es necesario realizar un diagnóstico para determinar la causa de esta patología y tratarla.

Es especialmente importante consultar a un especialista si el consumo constante de alimentos produce un efecto secundario: la obesidad.

Aumento del apetito durante el embarazo

Cuando una mujer descubre que está embarazada, su cuerpo experimenta cambios hormonales rápidos. La necesidad de nutrientes aumenta drásticamente y, además, la futura madre empieza a sentir qué necesita comer exactamente. Surgen deseos y preferencias de productos diferentes y poco comunes.

El primer trimestre del embarazo, debido a la toxicosis propia de este período, puede ir acompañado de disminución del apetito: náuseas, debilidad y, en ocasiones, vómitos. Sin embargo, en el segundo trimestre, el estado de salud suele mejorar y la necesidad de comer se manifiesta de nuevo, incluso con mayor intensidad.

No es de extrañar, ya que el cuerpo femenino gasta mucha energía y recursos internos para formar y gestar un hijo. El menú diario debe contener todos los nutrientes necesarios: proteínas, carbohidratos, microelementos, vitaminas y grasas. Si todos los nutrientes son suficientes, el cuerpo no requerirá más de lo necesario. Esto significa que si una mujer desea algo, su cuerpo carece de ese "algo".

Intente comer solo alimentos saludables, no coma en exceso y controle su peso según la tabla de aumento de peso del embarazo. Puede obtenerla en cualquier clínica prenatal. Si los antojos excesivos provocan sobrealimentación y aumento de peso excesivo, revise su dieta con su médico.

Aumento del apetito en un niño

El apetito infantil está sujeto a fluctuaciones significativas. Puede disminuir temporalmente, lo que a menudo se asocia a una mala nutrición, la calidad de la comida, la monotonía de la dieta, la falta de bebida en climas cálidos y otros factores. Los trastornos del apetito a largo plazo, con una disminución hasta el punto de la ausencia (anorexia), se asocian a diversas patologías e intoxicaciones, enfermedades del sistema digestivo y nervioso, etc.

El aumento del apetito (polifagia) en niños es menos común. El aumento fisiológico del apetito se observa durante períodos de mayor crecimiento y desarrollo, por ejemplo, durante el primer período de estiramiento (6-8 años), la pubertad, a veces en bebés prematuros debido al crecimiento acelerado, y en algunos casos durante la recuperación tras enfermedades infecciosas agudas. El aumento del apetito es típico en niños con diabetes (bulimia). El aumento del apetito en niños suele provocar obesidad. Este síntoma también se presenta en casos deinsulinoma (tumor del aparato de los islotes pancreáticos, células beta). También se observa hipoglucemia.

El aumento del apetito puede observarse en tumores cerebrales, en particular en la región hipotalámica, en algunos casos con subdesarrollo congénito del sistema nervioso central, uso prolongado de hormonas esteroides, a veces ftivazida, y algunos antihistamínicos. La polifagia también se observa en pacientes con algunas formas de malabsorción, pancreatitis crónica y úlcera duodenal.

Aumento del apetito durante la lactancia

Durante la lactancia, las causas del hambre constante pueden ser:

• pérdida de líquido con la leche;
• aumento del gasto energético (para la producción de leche, el cuidado de los niños, nuevas tareas domésticas, etc.);
• el hábito de comer en exceso durante el embarazo;
• Factores subjetivos: falta de sueño, preocupaciones por el niño, depresión posparto.

El equilibrio hormonal también juega un papel importante. En la mayoría de las madres jóvenes, el nivel hormonal se estabiliza aproximadamente seis meses después del parto, y durante este tiempo la mujer puede experimentar un aumento de los antojos. Por lo general, con el tiempo, el nivel se normaliza y la actitud hacia la nutrición se normaliza.

La salud del niño debería ser un factor limitante para no comer "todo lo que se ve". No es ningún secreto que casi todo lo que come una madre pasa a su hijo a través de la leche. ¿Qué consecuencias puede tener la glotonería de una mujer para un bebé?: diátesis, cólicos estomacales, alergias e incluso asma bronquial. Antes de volver a la nevera, piensa si realmente quieres comer o si es solo un capricho del cuerpo.

Aumento del apetito con gastritis.

Con la gastritis, el deseo de comer suele desaparecer en lugar de aumentar, ya que el dolor de estómago no contribuye al deseo de comer. Sin embargo, a veces ocurre lo contrario: la secreción incontrolada de jugo gástrico puede provocar una falsa sensación de hambre. Además, muchos pacientes intentan calmar el dolor con abundante comida.

Hay una tercera razón: el proceso inflamatorio en el estómago requiere vitaminas y nutrientes adicionales del cuerpo, así como líquido para eliminar los productos residuales de la reacción inflamatoria.

Combatir la sensación constante de hambre con gastritis no tiene sentido; es necesario tratarla directamente. Tras la recuperación, el apetito se recuperará por sí solo. Pero tampoco se puede ceder y comer en exceso. Es más prudente comer con frecuencia, pero poco a poco, reduciendo la carga sobre el sistema digestivo. La dieta debe ser lo más ligera posible: por ejemplo, sustituir la sopa contundente por caldo y una guarnición de carne por verduras guisadas.

No intente reducir drásticamente su dieta, ya que el ayuno no es la mejor opción para la gastritis. Coma cada 2-2,5 horas, pero las porciones deben ser pequeñas y no causar sensación de saciedad. A medida que la enfermedad se cura, el menú puede ampliarse gradualmente.

Aumento del apetito por la noche.

Los nutricionistas explican el aumento del apetito hacia la noche por las siguientes razones:

• la persona no recibió suficientes calorías durante el día;
• A lo largo del día, consumía alimentos ricos en carbohidratos, lo que provocaba un fuerte aumento del azúcar en sangre.

Si al cuerpo le faltan calorías (por ejemplo, si estás siguiendo una dieta estricta), en la primera oportunidad empieza a demandar comida, y la mayoría de las veces esto sucede por la tarde o incluso por la noche.

Si comiste dulces, caramelos o te tentaste con un pastel durante el día, en un par de horas notarás una caída brusca de tus niveles de azúcar en sangre y tu cuerpo empezará a pedir más dulces. Los carbohidratos complejos (por ejemplo, los cereales) son diferentes: no provocan subidas bruscas de los niveles de glucosa, el azúcar sube y baja gradualmente y la sensación de hambre se controla.

Al elegir una dieta, recuerda que una restricción calórica excesiva hace que nuestro cuerpo tarde o temprano demande alimento y cree reservas en forma de depósitos de grasa. El cuerpo humano no puede permitirse la muerte por agotamiento, por lo que la falta de calorías, en cierto punto, provoca un ataque de glotonería. Y si al principio te parece fácil morir de hambre, todos los intentos posteriores terminarán cada vez más temprano en atracones nocturnos.

A veces, comer en exceso por la noche es solo un hábito. Trabajas todo el día y simplemente no tienes tiempo para desayunar o almorzar bien. Y lo que ocurre es que llegas a casa por la noche y comes hasta saciarte en dos almuerzos. Y así todos los días. El cuerpo se acostumbra y aguanta con calma el ayuno diurno, sabiendo que tendrás comida en abundancia por la noche.

Todos los factores mencionados anteriormente pueden considerarse una violación de la dieta. Esto no es bueno para el sistema digestivo ni para la salud en general. Por lo tanto, es importante revisar los hábitos alimenticios y comer de forma completa y correcta.

Náuseas y aumento del apetito.

Las náuseas pueden indicar muchas enfermedades y afecciones. Por ejemplo, acompañan a algunas enfermedades del tracto digestivo, trastornos vestibulares, toxicosis durante el embarazo, intoxicaciones e intoxicaciones. ¿Y qué puede indicar la aparición simultánea de náuseas y sensación de hambre?

Las náuseas pueden provocar un aumento de la salivación y la producción de jugo gástrico, lo que provoca sensación de hambre. En estas situaciones, no solo se desea comer: la comida se digiere más rápido y el tracto digestivo trabaja más activamente. Incluso es posible que se tengan evacuaciones intestinales más frecuentes.

Además del embarazo, que puede ir acompañado de esta afección, los síntomas enumerados pueden ser consecuencia de las siguientes enfermedades:

• patologías del tracto gastrointestinal (úlcera péptica, gastritis aguda y crónica, tumor de estómago, esofagitis);
• enfermedades del páncreas (pancreatitis, tumores);
• enfermedad de la vesícula biliar;
• aumento de la presión intracraneal, meningitis, encefalitis, parkinsonismo;
• mareo.

A veces, se presentan náuseas y ganas de comer al tomar ciertos medicamentos, como glucósidos cardíacos o antidepresivos.

Aumento del apetito, somnolencia y debilidad.

Sentir hambre, sueño y cansancio se observa con niveles bajos de azúcar en sangre. Por lo general, esto es un efecto secundario de dietas estrictas y ayunos. Puede hacerse análisis para comprobar si su nivel de glucosa en sangre es bajo. Si se confirman sus temores, se recomienda consultar a un nutricionista que revisará sus principios nutricionales y creará un menú especial que se ajuste a sus necesidades (por ejemplo, para bajar de peso) y que no afecte negativamente su bienestar ni su salud.

La sensación de hambre surge de forma bastante lógica, debido a la falta de nutrientes en el cuerpo. El estómago está vacío, por lo que el centro del hambre indica que es necesario comer.

La debilidad y la somnolencia se asocian con un gasto energético irreparable, deshidratación general y pérdida de proteína muscular. La persona se siente somnolienta, fatigada, con ganas constantes de dormir y sin energía por la mañana.

El aumento del apetito y la debilidad también pueden observarse con niveles elevados de azúcar en sangre asociados con diabetes, disfunción de la glándula suprarrenal o tiroidea. Un aumento persistente de los niveles de azúcar puede ir acompañado de los siguientes síntomas:

• micción frecuente;
• boca seca;
• adelgazamiento;
• sensación de hambre;
• debilidad;
• discapacidad visual;
• Adición de enfermedades infecciosas.

En este caso, el cuerpo se deshidrata y se agota. La persona no solo quiere comer: con frecuencia, siente la necesidad de dulces. Al mismo tiempo, no aumenta de peso, sino que, por el contrario, lo pierde, lo que solo aumenta la sensación de hambre y debilidad.

Las fluctuaciones de azúcar en sangre no deben ser bruscas. Puede controlar los cambios en el equilibrio realizando varias pruebas de glucosa. Una consulta posterior con un endocrinólogo o terapeuta determinará si existe alguna enfermedad en el cuerpo. De ser así, el médico prescribirá el tratamiento adecuado y monitoreará la evolución del estado del paciente.

Aumento considerable del apetito

El apetito excesivo suele ser consecuencia de un trastorno del metabolismo de los carbohidratos. En la mayoría de los casos, estos trastornos provocan sobrepeso y obesidad. Las personas con estos problemas se sienten atraídas principalmente por productos ricos en carbohidratos simples: dulces, pasteles, galletas, tartas y pasteles.

Al consumir los productos mencionados, la cantidad de glucosa en sangre aumenta rápidamente. El exceso de insulina entra en el torrente sanguíneo, lo que también reduce rápidamente el nivel de glucosa. Como resultado de una caída brusca de la glucosa, el centro cerebral recibe de nuevo la señal de que es necesario comer. Resulta ser una especie de círculo vicioso: cuanto más comemos, más necesitamos. Como resultado, se altera el metabolismo de los carbohidratos y, por lo tanto, los procesos metabólicos generales. Se acumula un exceso de energía y se produce una gran cantidad de tejido graso, cuya descomposición es bloqueada por el cerebro. Y el resultado es la obesidad.

Los antojos excesivos de comida no se forman de inmediato: generalmente son el resultado de años de mala nutrición, un estilo de vida poco saludable, estrés, inactividad física, etc. Debido a esto, es necesario estabilizar el trabajo del centro de saturación solo normalizando la dieta y los principios de vida.

Aumento del apetito en el cáncer

En los problemas oncológicos, el apetito suele disminuir, no aumentar. Esto se debe a la grave intoxicación del organismo, la liberación de productos de descomposición por el tumor y el uso de fármacos potentes que también afectan negativamente a los centros de saturación.

La falta de sensación de hambre en el cáncer de estómago se debe a que la neoplasia parece llenar el lumen gástrico, lo que crea una sensación de saciedad.

El aumento del hambre solo puede observarse en las primeras etapas de la enfermedad o durante la recuperación, cuando el paciente se recupera tras un tratamiento. Esto se considera una buena señal e indica que el cuerpo se está recuperando y necesita nutrientes adicionales.

Sin embargo, es necesario comer cuando se tiene cáncer. Es fundamental mantener el cuerpo en buen estado físico, ya que si se debilita, no podrá resistir la enfermedad. La nutrición debe ser completa, de alta calidad y rica en calorías, en porciones pequeñas, pero con frecuencia.

Gusanos y aumento del apetito

Se conocen más de doscientas especies de gusanos que pueden habitar el cuerpo humano: principalmente platelmintos y nematodos. Debido a la gran cantidad de parásitos, los síntomas de la infección pueden variar considerablemente. Así, en las invasiones helmínticas, se puede observar tanto una disminución como un aumento del apetito. Por lo tanto, la sensación de hambre no puede considerarse un signo característico de la presencia de gusanos.

La infestación parasitaria se caracteriza por un complejo de síntomas:

• irritabilidad irrazonable, ira, fatiga constante, trastornos del sueño;
• malestar en la zona abdominal, aumento de la formación de gases, sensación de pesadez, ausencia o exacerbación de la sensación de hambre, indigestión (el estreñimiento se alterna con diarrea);
• anemia, deficiencia de vitaminas;
• emaciación, en la infancia – retraso del crecimiento;
• alergias frecuentes.

Una sensación constante de hambre puede estar asociada con los gusanos si, junto con un mayor deseo de comida, hay pérdida de peso y algunos de los otros síntomas enumerados anteriormente.

Para confirmar la presencia de gusanos es necesario hacer varias pruebas de heces, también se puede hacer un frotis o un raspado.

Aumento del apetito en los hombres

Los hombres son tan propensos a la glotonería como las mujeres. Es evidente que necesitan alimentos más calóricos que ellas. Sin embargo, a veces incluso en este caso se puede perder el control y comer demasiado. También hay muchas razones por las que el cuerpo induce a un hombre a comer más:

• disfunción tiroidea, trastornos endocrinos;
• enfermedades del sistema digestivo (gastritis, úlceras, disbacteriosis, etc.);
• deprimido, estados depresivos, falta de autorrealización (despido del trabajo, bajo salario, discordias en la familia, etc.);
• estrés frecuente;
• fatiga crónica, exceso de trabajo, falta de sueño, trabajo físico pesado;
• dieta desequilibrada, falta de nutrición adecuada;
• consumo de alcohol;
• deshidración.

En la mayoría de los casos, la mayoría de los problemas enumerados se solucionan en un período de tiempo relativamente corto estableciendo una dieta, una rutina diaria y proporcionando tiempo para descansar y dormir lo suficiente.

Si un hombre bebe alcohol, el aumento del apetito resultante puede deberse a un trastorno metabólico, una deficiencia en la producción de enzimas digestivas y jugo gástrico, o daño crónico a los órganos digestivos. Y, finalmente, cualquier consumo de alcohol viene acompañado de un fuerte "snack", ya que las bebidas alcohólicas irritan los receptores estomacales y provocan un deseo "brutal" de comer.

Todo esto debe tenerse en cuenta al empezar a combatir el aumento de apetito. Primero, hay que deshacerse de los malos hábitos, mejorar la dieta y el estilo de vida, y poner en orden el sistema nervioso; así se podrá solucionar la mayor parte del problema.

Tratamiento del aumento del apetito

Para combatir el hambre desmotivada, primero debes ajustar tu dieta. Es importante reducir el porcentaje de alimentos grasos, dulces y picantes, y consumir menos productos semiacabados y comida preparada de tiendas y restaurantes de comida rápida. Muchos fabricantes añaden potenciadores de sabor especiales a sus productos, lo que incita a los consumidores a comprarlos y consumirlos en cantidades descontroladas. Con estos aditivos, la comida casera y saludable habitual resultará sosa e insípida. Recuerda esto al comprar comida.

Evita comer en exceso. Es mejor apartar el plato con tiempo: no pasará nada malo si te lo terminas en una o dos horas.

Tómate tu tiempo al comer, no te distraigas hablando por teléfono, viendo las noticias ni leyendo el periódico. Para que el cuerpo entienda que ha comido, los ojos deben ver la comida, no las páginas del monitor.

No beba nada mientras come, ya que esto puede promover una rápida evacuación de alimentos no digeridos del estómago, lo que se manifestará como una sensación de hambre después de un corto tiempo.

Intenta no sobrecargar tu cuerpo ni esforzarte demasiado. Siempre encontramos tiempo para trabajar, a veces olvidándonos del descanso. Pero el cuerpo también necesita recuperarse.

No olvides nutrir tu cuerpo con vitaminas, minerales y agua limpia. Todo esto es vital para el buen funcionamiento de los órganos, incluido el sistema digestivo.

Hablando del aspecto psicológico – problemas en el ámbito personal, estrés en el trabajo y en casa – solo podemos desear una cosa: mirar la vida de forma más positiva, esforzarnos por ser optimistas y entonces muchos problemas se resolverán por sí solos y la vida será más brillante.

En cuanto a las pastillas que afectan los centros del hambre en el cerebro, no se recomienda su uso. Es mejor usar hierbas medicinales, así como consumir ciertos alimentos para reducir el apetito.

El aumento del apetito no siempre indica enfermedad; sólo es necesario reconsiderar tu actitud hacia la comida y la vida.