El dolor cardíaco suele asociarse con daños en las estructuras óseas y cartilaginosas del tórax, órganos internos, enfermedades del sistema nervioso periférico y la columna vertebral. Puede manifestarse como una embolia pulmonar, un infarto de miocardio, una neoplasia maligna de pulmón, un aneurisma aórtico disecante, enfermedades del tracto gastrointestinal, un absceso diafragmático, etc.