Las luxaciones de la muñeca y sus huesos individuales son bastante raras. La luxación más común es la del hueso semilunar, y también se registran luxaciones de la muñeca distales a la primera fila de huesos del carpo.
La subluxación de la cabeza radial es más común en niños de 1 a 4 años. Durante este período, los niños suelen caerse, y los adultos que los acompañan, para evitar la caída, los jalan del brazo estirado.
Las luxaciones de antebrazo representan entre el 18% y el 27% de todas las luxaciones. En la articulación del codo, es posible la luxación simultánea de ambos huesos, así como la luxación aislada del radio y el cúbito. En función de esto, se distinguen los siguientes tipos de luxaciones de antebrazo.
La frecuencia de luxación habitual tras un traumatismo puede alcanzar el 60 %. En promedio, es del 22,4 %. En ocasiones, las luxaciones repetidas se producen sin mucha fuerza; basta con abducir y rotar el hombro hacia afuera.
Una luxación antigua es aquella que no se ha corregido durante tres semanas o más. En las luxaciones antiguas, la cápsula articular se vuelve más densa, más gruesa y pierde elasticidad. En la cavidad articular, aparecen crecimientos de tejido fibroso que cubren las superficies articulares y llenan los espacios libres.
La luxación de hombro (luxación de la articulación del hombro) es una separación persistente de las superficies articulares de la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula como resultado de violencia física o un proceso patológico. Cuando se altera la congruencia, pero se mantiene el contacto de las superficies articulares, se habla de subluxación del hombro.
La luxación de clavícula representa entre el 3% y el 5% de todas las luxaciones. Se distinguen las luxaciones de los extremos acromial y esternal, siendo la primera una frecuencia cinco veces mayor. En muy raras ocasiones se detecta una luxación simultánea de ambos extremos de la clavícula.
El sangrado es el flujo de sangre desde un vaso hacia el exterior, los tejidos o cualquier cavidad del cuerpo. La presencia de sangre en una cavidad específica tiene su propio nombre.
Las heridas son daños mecánicos abiertos a los tejidos blandos y a los órganos internos (en caso de heridas penetrantes) con violación de su integridad, acompañadas de apertura y sangrado.
Las lesiones de los nervios periféricos de las extremidades se producen en el 20-30% de las víctimas de accidentes de tráfico, accidentes laborales y deportivos.
